Liquen (cuatro), por Fernando Bogado

Fernando Bogado comparte en Escritores del Mundo un adelanto de Liquen, un libro en el que trabaja, y que proyecta para un futuro no tan inmediato. A la inmediatez de las columnas y lecturas en Radar de Página 12, la palabra en la trinchera de la radio y su aporte permanente al lenguaje de La Tribu, y el periodismo, las entrevistas, los recitales de poesía y música, los intercala con escrituras menos inmediatas, entre la Universidad y los cuentos, las novelas Tierra ganada al río (2018) y Levensraum (2021), y los libros de poesía, entre otros: Jazmín paraguayo (2016) y El desempleo (2020).

*

una rosa
que
sale de mí o no puede salir, 
liquen, 
es 
una herida que me sale, también, 
y que forma parte del encuentro entre
la noche en que lloramos los dos
o entendimos 
acerca de
lo imposible, liquen mío, 
o éramos tres llorando, 
o nos multiplicábamos y complicábamos
en la noche
para ser
estrella irredimible, canto nupcial, 
coro de muertos, 
altura, sedimento, 
presa fácil, noche
en definitiva,
noche pura y dura e ínfima, 
liquen, 
tú que eres o vos que sos
presa de la noche, 
tú que eres o vos que fuiste
palabra marginal del desahuciado, 
árbol víctima, 
rama abichada,

liquen
he dado mis brazos
sólo con el fin
de poder verte brillar
y no llorar nunca más, 
nunca, 
como si fuese posible
dejar el pasado. 

liquen
no me dejes nunca, 
oro de los pobres, lágrima de los oprimidos, 
beso que nunca se termina.

**

hay poetas, liquen que sale de mí, 
que parece que saben. Parece
que pueden explicar
y que
no rodean 
a lo que se dice
de la incertidumbre. Y yo
que me da miedo
o vértigo
de que me llamen así, 
¿seré, liquen, el errabundo?
¿el nostálgico?
¿cuánto error cabe en nuestro diálogo
de esmeraldas y amatistas, 
de recuerdos de poetas, 
de poetas, de palabras vivas y muertas, 
cuánto, liquen, cuán de afuera tengo que ser
o cuán de adentro
o cuánto vale decir ahora
acerca de 
toda la insatisfacción que me produce
este no saber decir
que me empuja
al centro
de tu corazón
que es el mío
pero inaudito y vegetal
y siendo
desde antes que yo sea
esto?

Quiero decir: 

antes de que yo sea fernando
o el fernando
que planeo abandonar
en algún momento. 

***

el liquen
hoy se ha levantado
antes que yo
y ha dispuesto sobre la mesa
un desayuno frugal, rápido
y me dice “tenemos que salir”,
y subraya “tenemos que salir ya, tenemos que escapar”, 
y apunta en mi mano
una dirección como de estrellas
y piensa que yo sé que estamos soñando, liquen mío, 
si vos no sabés escribir
o yo no sé leer
porque
sobre mi palma
el liquen traza 
la línea imaginaria
que me separa de mi liquen, 
“que nos separa”, dice el liquen, 
“que nos separa de encontrarnos por fin
y que vos seas yo
y que yo sea vos
y que nunca más
la soledad o el tiempo, 
la vicisitud o el escándalo”.

el liquen
se dirige a mí con
palabras que para otros
deben ser el desasosiego o la muerte.

qué tendrá esta muerte que me nombra el liquen

que tanto se parece
a lo que me promete desde que empezó a nombrarme él y a decirme
“esto que vos crees que es un sueño
es sólo 
la extensión
de todo lo que puedo o vamos a poder”.

el liquen, dictatorial, decide los pasos a seguir. 
hay algo que él sabe y no lo comparte. y salimos.

y la calle queda empedrada de los pedacitos que el 
liquen va dejando
mientras se me escapa.

yo ya no quiero, liquen de mí, 
verte tan desesperado en esta huida. 

yo creo que ya no quiero. así. en general. 

Digo: quiero nada. 

****

el liquen
que sabe navegar
me marca desde el bote
la costa de un lado y del otro.

y de la otra costa, me dice,
de la otra costa no sabemos nada. 
solo vemos el fuego en la otra costa. 
solo lo vemos desde lejos.

“¿es la muerte la otra costa?”, le pregunto a mi liquen, sabiondo. 

“es y no es”, señala, misterioso.

Para saber escribir sobre mi liquen hay que aceptar
el olvido
de todo lo que dice. 

Y después escribir de lo dicho lo que quede en el cerebro:
incrustado.

Fernando Bogado

Buenos Aires, EdM, febrero 2024